NAS o servidor. Servidor o NAS. Desde hace unos años es la eterna pregunta que nos hacemos en el momento de montar o renovar nuestra infraestructura informática.

Los NAS han llegado para quedarse, pero los servidores se resisten a desaparecer.

Vamos a intentar desglosar en detalle las características, ventajas e inconvenientes de ambos sistemas para echarte un cable con la decisión final.

NAS y servidores

  1. NAS: Network Attached Storage
  2. Servidor
  3. Diferencias entre un NAS y un servidor
  4. ¿Qué elijo?
  5. Conclusiones

 

NAS: Network Attached Storage

O dicho de otra forma: Almacenamiento Adjunto a la Red. Incluso podríamos llamarlo disco duro de red supervitaminado, controlado por un sistema operativo que te ofrece funcionalidades extra.

Los NAS más básicos únicamente te van a permitir crear una jerarquía de usuarios y asignar permisos a carpetas para controlar quién entra y quién no en ellas. Poco más.

Fabricantes como QNAP, Seagate o Synology entre otros (no te cortes en indicar alguno más en los comentarios) han ido un paso más allá y nos brindan unos productos muy bien estudiados que nos van a permitir instalar aplicaciones que puedes usar desde otros dispositivos y que te van a permitir, por ejemplo:

  • Ver tus vídeos en streaming
  • Visualizar tu galería de fotos desde cualquier lugar
  • Controlar cámaras de vigilancia
  • Ofrecer un servicio de directorio activo (controlar usuarios, permisos a carpetas, etc.)
  • Actuar como un servidor web, de bases de datos…
  • Y un largo etcétera

Dicho de otra forma, un NAS no deja de ser un mini-servidor, siendo útil tanto para entornos profesionales como domésticos. Eso si, a un precio sensiblemente inferior.




 

Del tamaño de una caja de zapatos para niños, un NAS, además, te ofrece almacenamiento desde uno hasta múltiples discos, pudiendo incluso configurarlos en RAID, con la seguridad que ello conlleva.

Diferentes tipos de NAS de la marca Synology

Diferentes tipos de NAS de la marca Synology

Poder configurar, por ejemplo, un RAID 1 (discos en espejo) te permite seguir trabajando aunque uno de los discos se estropee: cambias el disco dañado, se rehace el RAID (se clona el disco activo al nuevo) y listos.

Si a todo esto le sumas la versatilidad que te ofrecen sistemas como los mencionados anteriormente, como el centro de aplicaciones donde poder descargarte e instalar multitud de apps, pues hombre, da que pensar.

Desmostración en vivo del sistema DSM de Synology

Demostración en vivo del sistema QTS de QNAP

Y pensando pensando… ¿Qué diferencias hay entonces entre un NAS y un servidor? Más adelante lo veremos, aunque te adelanto que cada vez son menores.

Servidor

Un servidor, en si, no significa gran cosa. ¿Servidor de qué? De archivos, de aplicaciones, de máquinas virtuales, servidor web, de correo, controlador de dominio, etc. Un servidor puede tener muchas y variadas funciones. Más que un NAS.

El hecho de poder instalar el sistema que prefieras es una gran ventaja. Tú eliges: Debian, Suse, Windows, Free BSD… Y, a partir de ahí, lo configuras en base a tus necesidades, teniendo presente que cualquier aplicación que necesites la vas a poder utilizar.

De esta manera tenemos una versatilidad superior. Mientras con un NAS te debes adaptar a su sistema operativo y, consecuentemente, a las aplicaciones desarrolladas para él (a no ser que te metas en fregados de jugar con firmwares y demás), a un servidor le puedes poner lo que necesites. Siempre vas a tener un mayor número de alternativas que te van a permitir ajustar mejor el sistema que en un NAS. De hecho, existen aplicaciones que necesitan sí o sí de un servidor.

Una de las funciones de un servidor puede ser la de servir aplicaciones. En un ámbito empresarial, muchas aplicaciones necesitan una instalación de servidor para, por ejemplo, aligerar la instalación cliente: algunos ERPs, aplicaciones de gestión, bases de datos, GeoServer o sistemas GIS son un ejemplo. Esto provoca unos requerimientos de hardware para el servidor importantes, que no suelen cumplir los NAS, incrementando su precio de compra.

Otra función cada vez más importante es la de servir máquinas virtuales. La virtualización de servidores va in crescendo: la comodidad y tranquilidad que te da el poner un equipo a tu gusto y guardar una copia en un lugar seguro por si las moscas no tiene precio. Si pasa algo, restauras la copia, ¡y a seguir trabajando!.

Servidor formato torre de la marca HP

Servidores formato torre y enrackable de la marca HP

 

Dejando de lado el software, en el hardware también hay diferencias. Por lo general, un servidor va a ser más potente que un NAS y, si llegado el caso se queda corto, su mayor escalabilidad te va a permitir ponerlo al día sin mayores problemas. Po ejemplo, instalar un nuevo dispositivo PCI Express es algo que, a día de hoy, no vas a poder hacer con un NAS.

En resumen: si necesitas funciones muy concretas o un equipo que puedas actualizar a nivel de hardware con el paso del tiempo, lo más probable es que tengas que hacerte con un servidor (Linux o Windows).

Diferencias entre un NAS y un servidor

Como hemos dicho antes, cada vez son menos.

Los sistemas operativos de los NAS suelen estar basados en Linux (no todos, pero sí la mayoría), de forma que, desde su centro de aplicaciones y a golpe de click, podrás instalar una gran cantidad de aplicaciones y servicios como si lo hicieras desde un servidor Linux. Posiblemente no todas, pero si muchas de uso corriente.

Ahí es donde está el nicho del NAS, que no es pequeño. Donde hace un tiempo necesitabas un servidor sí o sí, ahora con un NAS tienes lo mismo ahorrándote un dinero importante. Y eso comprende un buen número de PYMES, con lo que todo apunta a que la tasa de servidores va a descender drásticamente a medida que vaya tocando renovar los equipos.

Ventajas de un NAS

  • Precio inferior
  • Menor ruido
  • Menor consumo eléctrico
  • Mayor rapidez de puesta en marcha
  • Mayor sencillez de administración

Desventajas de un NAS

  • Menor escalabilidad
  • Menor compatibilidad con ciertas aplicaciones
  • Debes ajustarte a su sistema operativo: no tienes libertad de elección

Pasando al terreno de los servidores, éstos te ofrecen un gran abanico de posibilidades:

  • Elección del sistema operativo a la carta: Linux, Windows, etc.
  • Instalación y configuración de la aplicación o servicio que necesites, sin problemas
  • Posibilidad de virtualización del equipo o de ofrecer máquinas virtuales a los equipos cliente
  • Rendimiento y escalabilidad superior

Total, que un servidor siempre va a ser más versátil que un NAS, aunque un NAS va a ser más que suficiente para un gran porcentaje de las situaciones.

¿Qué elijo?

Depende de tus necesidades y de tu presupuesto.

En entornos domésticos, está claro que un NAS es lo suyo.

En entornos empresariales, a no ser que tu situación sea muy concreta, si lo que te ofrece un NAS te encaja, adelante. No te vas a arrepentir (excepto si te toca una unidad fabricada un lunes a primera hora ;) ).

Si un NAS se te queda corto, vas a tener que recurrir a un servidor o a una integración de ambos sistemas: usar el NAS para algunas funciones y el servidor para otras.

Cuidado al comprar un NAS: habitualmente vienen sin discos duros. Éstos hay que comprarlos aparte. El tamaño que indican es el que soportan, no el que traen de serie

 

Conclusiones

Los NAS tienen mucho recorrido por delante. Se han hecho un hueco en un mercado que, por falta de alternativas, estaba copado por servidores.

Diríamos que con la aparición de los NAS, los servidores pueden quedar relegados a situaciones muy específicas, como las mencionadas anteriormente, de manera que los servidores de bajo coste pueden tener los días contados a favor de los NAS.

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