Da un poco de vértigo que una empresa como Apple, con tan poca afinidad por los estándares, haya puesto en el panorama actual a USB Type-C (en adelante USB-C), posiblemente el conector universal del futuro más próximo. Pero esto no es malo: si es el empujón que necesita, bienvenido sea, porque USB-C promete mucho.

Y mucho es lo que se está escribiendo sobre este nuevo conector, quizá demasiado, provocando a veces expectativas que, realmente, no se van a cumplir y obviando algunas que son muy interesantes.

Por otra parte tenemos a USB 3.1, la nueva especificación del estándar USB que promete velocidades de vértigo en la transferencia de datos.

Juntos, tenemos un nuevo puerto que va a dar mucho que hablar. USB-3.1 y USB-C van de la mano: USB-C forma parte de la especificación USB 3.1, aprobada a principios de este año 2015. Por ésto, es difícil dibujar una línea que separe ambos conceptos, pero lo vamos a intentar.

USB-C (imagen de Wikipedia)
USB-C (imagen de Wikipedia)

  1. ¿Qué es USB-C?
  2. ¿Qué es USB 3.1?
  3. ¿Cómo va a cambiar USB-C nuestro día a día?

¿Qué es USB-C?

USB-C es un conector, sólo eso: es la forma, la geometría, el aparato que podemos ver y tocar. La característica más apreciable de este nuevo puerto es su geometría simétrica o, dicho en otras palabras: podrás conectarlo a la primera, sin mirar, gracias a su forma. Digamos que es un conector «reversible» y exactamente igual en ambos extremos del cable. Además, es más pequeño que el USB típico. Sublime. Parece mentira que hayamos tardado tanto tiempo en inventar algo así.

Geometría de USB-C (imagen de Wikipedia)
Geometría de USB-C (imagen de Wikipedia)

Al ser un conector de última generación, está basado en la especificación USB 3.1, por lo que tendremos las ventajas de un conector reversible con las propias de USB 3.1, detalladas a continuación. Pero en el fondo debemos diferenciar ambos conceptos: USB-C es un conector, no un protocolo de transferencia, por lo que con geometría Type-C se pueden usar diferentes  versiones USB (2.0, 3.0, 3.1…). Así que, a la hora de comprar un cable, deberemos fijarnos bien si no queremos llevarnos sorpresas desagradables.

Otra característica es su bidireccionalidad: la fuente (de alimentación, de datos, de señal) puede cambiarse en cualquier momento sin cambiar el cable de posición. Esto nos lleva a lo que se llama modos alternos, o dicho de otra forma: el comportamiento del dispositivo conectado puede variar en función del modo que se configure.

¿Qué es USB 3.1?

USB 3.1 es un protocolo, concretamente la última especificación del estándar USB a día de hoy. En otras palabras, es el conjunto de características que nos proporcionan una cierta velocidad en la transmisión de datos, la transmisión de energía eléctrica para cargar nuestros dispositivos, la transmisión de audio, vídeo, etc.




 

A grandes rasgos, la especificación USB 3.1 nos ofrece:

  • Transmisión de datos con picos de 10 Gbps (el doble que USB 3.0).
  • Suministro de energía eléctrica de 100W (20V y 5A). Con esta cifra, un USB-C 3.1 se puede usar para cargar el móvil desde el portátil, el portátil desde el móvil, o cargar varios móviles simultáneamente.
  • Retrocompatibilidad: podremos usar un dispositivo USB 2.0 en un conector USB 3.1 con la misma geometría o, mediante adaptadores, podremos utilizar un conector USB-C con cualquier dispositivo USB. Un punto a favor.
  • Multi-protocolo: podremos transferir datos, vídeo (HDMI, DisplayPort, VGA), energía, etc.

¿Cómo va a cambiar USB-C nuestro día a día?

Parece osado aventurarse a predecir el futuro, más cuando hay tanta competencia por ahí que aflora en las noches televisivas, pero no nos arriesgamos al asegurar que…

Los cargadores «exclusivos» de cada modelo de portátil tienen los días contados

Años atrás vivimos la extinción de los cargadores exclusivos de móviles a favor de una estandarización de micro-USB. Esto mismo tiene pinta de pasar con lo cargadores de ordenadores portátiles. Y eso es una gran noticia.

Las cajas llenas de distintos tipos de cables también se extinguirán

Con un poco de suerte, todo aparato tecnológico susceptible de ser cargado eléctricamente debería sumarse a la fiesta: cámaras de foto, de vídeo, reproductores de música, smartwatches, etc. Así que… ¡Efectivamente! Con un único cable podremos cargar lo que nos apetezca. Y si tenemos la suerte que se ponga de moda USB-C con un sistema de carga inalámbrica, entonces hemos triunfado.

Pero como USB-C también transmite audio, vídeo y demás, el resto de cables para enviar señales deberían acabarse también.

Tranquilidad al conectar

Ya no nos despejaremos al conectar el cargador del móvil camino del sofá a la cama. USB-C es reversible, así que entrará a la primera sí o sí, y nosotros dormiremos mejor.

Tendremos dispositivos más finos sin tener que recurrir a la gama alta

Al ser un conector más pequeño, los fabricantes no estarán condicionados por ese espacio necesario en el diseño de nuestros dispositivos y, consecuentemente, obtendremos productos más finos que, por ejemplo, los portátiles actuales de gama baja-media. Hay que tener en cuenta que USB-C sustituirá los puertos VGA, HDMI y demás, así que se puede dar por hecho.

Las relaciones entre dispositivos serán radicalmente diferentes

El concepto de host en una comunicación entre dispositivos actuales está clara: cuando conectas un smartphone a un PC, lo más lógico es que quieras pasar la fotos del primero al segundo, o cargar el primero con la energía del segundo. Esto ya no será así. Cuando conectemos algo a otro algo, la jerarquía ya no será tan clara: me quedo sin batería en el portátil y tengo el móvil a tope…

 

En definitiva, si tenemos la suerte que USB-C se entandarice, vamos a pasar unos años divertidos comprando adaptadores para conectar nuestro viejo disco duro a nuestro nuevo PC, pero como todo, es para bien. En un tiempo razonable, todo el hardware que tengamos disfrutará de USB-C, y nosotros gozaremos de una vida geek mucho más fácil.